Nueva Ley Universitaria en el Peru (Comentario de José Boada).
La universidad peruana está en profunda crisis. La nueva ley universitaria que se gesta en la Comisión de Educación del Congreso que preside el Sr. Luis Mora expresa un esfuerzo por enfrentarla. Para quienes deseen enterarse del debate, hay varios proyectos de ley publicados en la wen de esta comisión, de los cuales es interesante el de la izquierda -a través del grupo parlamentario FA-AP- por cuanto incluye la vigencia y ampliación de la democratización en todo el sistema universitario. Del texto aprobado como proyecto, está por definirse lo más importante, sin embargo ahí destaca la creación de una Superintendencia. Se observa voluntad del presidente de la comisión de enfrentar la mediocridad y la corrupción de las camarillas de poder.
Al sistema universitario lo sacude –también- la lucha de clases. Es un escenario de disputa por los roles. Uno, de la derecha caduca, que se mantenga y afiance el orden social actual. Y el otro, el del campo popular, por ganar espacios para la politización emancipadora y por el cambio estructural. En los últimos 20 años se ha afianzado, desde la ofensiva neoliberal fujimorista, la ideologización derechista - facilitado por la despolitización de la juventud estudiantil- siendo sus arietes para ello la privatización con énfasis en el lucro, la no observancia de la calidad de la práctica universitaria y el ahogamiento sistemático de la educación pública que debería ser el pilar del sistema. Todo eso ha devenido en crisis.
La corrupción se ha generalizado. Va desde las multiplicadas mini "universidades" privadas de gran lucro hasta la cabeza del sistema –la ANR- que ha devenido en la expresión de una gran mafia que cuida los intereses de los que lucran no sólo en la educación privada porque ha incorporado a sus congéneres camarillescos de varias universidades públicas que reclaman no ser menos y quieren su parte de la torta de los beneficios que da los "servicios educativos" en base a la corrupción.
Para capear la crisis la democratización es la clave. Tal es así que la Autonomía a secas sin democratización no tiene contenido. La mafia de la ANR, para no ser erradicada, se ha vuelto gran defensora de la autonomía universitaria. Pero esta es una autonomía falsa, autoritaria, la que interviene violentamente a las universidades que luchan contra la corrupción (caso último de La Cantuta) y cuida el status quo privatista. La verdadera Autonomía es con democratización, que incorpore a las masas a la gestión íntegra de la universidad, y eso es lo que más temen las mafias. Sobre esto hay iniciativas en debate que son positivas, en particular la elección de rectores y vicerrectores por elecciones universales, respetando el tercio estudiantil y que se extendería a todas las universidades, incluyendo a las mini privadas en donde campea el yo mando autoritario de los dueños inversionistas.
A mi parecer, también es positiva una Superintendencia que elimine las prácticas corruptas y la mediocridad en todo el sistema. En muchas privadas de reciente formación, de supuesta ausencia del lucro –para exonerarse de los impuestos- es, sin embargo, origen de nuevos ricachos que ni siquiera se cuidan de la ostentación de signos de riqueza. Es necesaria una exhaustiva fiscalización del manejo económico. Asimismo, las auditorías deben incluir la calidad académica y de la investigación, la infraestructura apropiada y la vigencia de las libertades democráticas. Las universidades que no califiquen deben ser cerradas. Aquí el quid es la designación y funcionamiento de esta Superintendencia. Deber ser expresión también de la democratización y responder a un organismo supra universitario de representación democrática (muy diferente a la desacreditada ANR), en la cual debe incluirse el estamento estudiantil. La otra concepción sobre esta Superintendencia es la burocrática-autoritaria, desligada del sistema y que atentaría a la Autonomía, manejada desde el Ministerio de Educación y que, ciertamente, rechazamos.
José Boada
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